Todos decimos nada. Todos nada de nada. Todos amontonados mirando el piso. Todos muertos de miedo a dormir solitos. Todos tenemos náuseas de amores cariados. Todos rifamos besos y tragamos sapos. Todos vendemos algo. Todos compramos todo. Todos alguna vez arruinamos todo... Todos comiendo papa, pogo y sanata. Todos amaneciendo con el alma rancia. Todos somos los dueños de nuestras mentiras. Todos nos voltearíamos a nuestras amigas. Todos somos más guapos cuando no hay nadie. Todos con el culito lleno de parches. Todos fregando el suelo de nuestras vidas. Todos pisando mierdas que nos asfixian. Todos sabemos lo que nos merecemos. Todos somos la paja de nuestros sueños. Todos lloramos contra algún inodoro por un amor pifiado que se hizo moco. Todos.


Pocas veces soy gran cosa
(no me avises, que nunca me olvidé...)
un cantor de pocas notas,
cachorrito de escritor,
casi siempre pescado sin vender.
Pero, contame un poco,
¿Vos quién sos?
¿Cuánto hace que sabés respirar mejor que yo?
¿¡Qué mirás!? ¿¡Qué mirás!? ¿¡Qué mirás!?

Me tropiezo con baldosas que podría gambetear.
Pierdo pronto lo que tardo en ganar.
Con el higado en veremos,
La conciencia.. ni te cuento,
y el espejo que me empieza a torear.
Y vos, gallito, ¿de qué paño sos?
¿En que calles aprendiste a maullar mejor que yo?
¿¡Qué mirás!? ¿¡Qué mirás!? ¿¡Qué mirás!?

¿Y vos, salame? ¿qué revistas leés?
¿quién te dijo que volviste de dónde yo no llegué?

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